viernes, 23 de julio de 2010

Mandadero de Estados Unidos


Por: Libardo Muñoz

El gobierno saliente de Colombia sigue haciéndole el mandado al de EE UU y su proyecto de militarización latinoamericana, para tratar de frenar los procesos democráticos que le han puesto oposición de masas al empobrecedor modelo del libre mercado y del capitalismo salvaje.

El objetivo militarista yanqui es enrarecer al máximo el ambiente fronterizo en busca de la ocasión para fomentar un incidente que justifique, por ahora, una escaramuza. Ya lo han hecho entre las dos coreas, lo hicieron también en el pasado en el Golfo de Tonkin, para justificar la invasión a Vietnam, con los resultados de todos conocidos, y ahora, con idénticos propósitos criminales provocan a Irán, donde a un plazo más largo lo que se busca es crear una conflagración que pondría en peligro a toda la especie humana. Es claro que Amadinejad se haría matar al frente de sus tropas, aguerridas y numerosas.

Los agentes yanquis buscan de manera desesperada e irresponsable abrir un frente latinoamericano de guerra, lo más parecido a una "pequeña" Tercera Guerra Mundial, con la que lograrían distraer a la opinión pública internacional y solucionarían la crisis financiera y toda la inmoralidad bancaria que hace crecer brutalmente las cantidades de mendigos en la Unión europea y ni que decir en Latinoamérica.

Es necesario denunciar una vez más el sucio papel que en todo esto desempeñan los grandes medios de información colombianos, orquestadores de la crisis. En sus páginas y noticieros radiales ya no hay espacio para la crisis humanitaria de los desplazados del paramilitarismo que llenó las ciudades de acróbatas en los semáforos, para la desaparición de la salud pública y las muertes en las puertas de los hospitales privatizados, para las lágrimas de las madres de los jóvenes presentados por millares como "guerrilleros muertos en combate", todo en la prensa colombiana está derechizado, la campaña presidencial reciente fue montada sobre la figura de Chávez y el presidente del país vecino fue erigido como el causante de todo lo malo que ocurre en Colombia.

Algún día habrá un juicio de responsabilidades a ese deplorable periodismo y a quienes lo practican, llenándose las chequeras con la desbordante pauta publicitaria oficial, y que parecen haber logrado sepultar al excelente periodismo que se hacía apenas unas cuatro décadas atrás en Colombia.

El periodismo colombiano tiene que volver al debate social, los periódicos de gran tiraje que están editándose hoy en nuestro país, parecen redactados por "yupies" de las exclusivas universidades privadas de Bogotá.

Ahora falta ver qué clase de político es el que parió la oligarquía de la nueva generación santista, a quien le esperan los 9 millones de hectáreas de las mejores tierras del país en manos de los paramilitares, la salud pública secuestrada por las empresas privadas y la deuda social del 14% de colombianos sin empleo. Como para empezar.

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