sábado, 23 de octubre de 2010

Francia, una huelga contra el neoliberalismo


Por Libardo Muñoz

El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, muy al estilo del neoliberalismo y del capitalismo salvaje, trata de imponer medidas impopulares que afectan la vida de millones de trabajadores.

Las medidas del gobierno conservador francés están orientadas a favorecer a los grandes capitales, dueños del libre mercado y de la especulación, es decir, los empresarios.

La clase trabajadora francesa, los sectores medios, universitarios, profesionales, camioneros, están dándole a Sarkozy la respuesta de una enorme huelga, incluidas las refinerías de combustible, que ya comienza a escasear en forma crítica, en las estaciones de gasolina no sólo de Paris, sino de una docena de ciudades de importancia en el mapa productor del país.

Los obreros de las refinerías acordaron suministrar gasolina sólo a los hospitales para mover ambulancias y otros mecanismos que tengan que ver con la salud colectiva.

Trenes, vuelos, transporte de carga, autobuses, se hacen sentir en la huelga que ya tiene reflejos en países vecinos, como España, por ejemplo, otro gran fracaso de la derecha nostálgica del franquismo.

La gran París, está en este momento bajo los efectos del paro y del abastecimiento de sus mercados, pues las tractomulas, con sus cuatro millones de choferes sindicalizados, respaldan la protesta.

La única respuesta de Sarkozy es la amenaza de más represión con la policía anti motines que la emprende a garrotazos y a gases lacrimógenos contra la juventud y los trabajadores. Mujeres y estudiantes, hombres de edad madura, ruedan por el suelo, víctimas del lenguaje del gran capital.

Cualquiera otra de las ciudades europeas puede ser escenario igual o parecido al de Francia, donde se apliquen las fórmulas del Fondo Monetario Internacional, instrumento de las grandes potencias que dictan las normas del capitalismo arrasador de los Derechos Humanos, llevando a la ruina a millones, incluidos los propios habitantes de los países del G-8, como Grecia, donde la situación es explosiva.

Sarkozy gobierna, pero para los grandes trusts financieros, los manejadores de las hipotecas inmobiliarias, para los de arriba.

La Unión Europea no es lo que se dijo que iba a ser. Es en verdad un gran club excluyente de capitalistas con sus fórmulas que se hunden en el fracaso, que arrastran a sus pueblos a la desocupación, al hambre y a la desesperación.

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