sábado, 11 de julio de 2009

Resistir al zarpazo militarista en Honduras


Por: Libardo Muñoz

La ultraderecha militarista trata de dar un nuevo zarpazo a la democracia volviendo a los viejos métodos del golpe militar, esta vez en Honduras, con la ayuda de una agresión mediática encabezada por sus agencias de noticias, afiliadas al neoliberalismo continental y a las estructuras corruptas del capitalismo salvaje.

El golpe militar en Honduras responde a un plan dirigido a desestabilizar un proceso de ascensos populares victorioso, en la región más empobrecida del hemisferio occidental, como consecuencia de seis décadas de dominio imperialista. Centroamérica ha sido escenario de golpes contra jefes de Estado demócratas como el inolvidable Juan Jacobo Arbenz, en Guatemala, de asesinatos como los de Augusto César Sandino y Farabundo Martí en Nicaragua y El Salvador, todos obra del Departamento de Estado de los Estados Unidos y peleles como Somoza.

Pero los tiempos cambiaron, la hora es de movilización popular para expulsar al golpismo hondureño, heredero de los militares de derecha que en tiempos no muy distantes colaboraron con la formación de "contras" lanzados contra Cuba y Nicaragua. Detrás están los empresarios y terratenientes esperanzados en que se apliquen los métodos de torturas y represión de los días de MacNamara.
En Colombia, una prensa cómplice del capitalismo salvaje, nutrida con los prespuestos publicitarios de las multinacionales, eluden ir al fondo de la cuestión hondureña y dan una versión limitada de los alzamientos populares que respaldan a Zelaya en numerosos pueblos y ciudades disitintas de Tegucigalpa.

Los golpistas y sus caricaturistas están de plácemes en Honduras pues estiman que al deponer a Zelaya están golpeando a Chávez, que es quien en realidad les llena de pavor con su ejemplo de Revolución Bolivariana, destinada a reducir la pobreza, a producir riqueza para que el pueblo venezolano tenga una nueva forma de vida, después de ver cómo en más de sesenta años adecos y copeianos dilapidaban el ingreso petrolero y llenaban sus chequeras corruptas a costa de la miseria generalizada en Caracas y en muchas otras ciudades de la patria de Simón Bolívar.

El golpe en Honduras no tiene el más mínimo reconocimiento de los países donde en una forma u otra, coexisten partidos y propuestas democráticas, el golpe no es una alternativa con los tiempos que corren, es un paso atrás.

La solidaridad mundial cuenta ahora, para atajar la barbarie fascista en Honduras, donde no pasarán por encima del pueblo.

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